Don Sixto Palavecino, el violín de Santiago


Ciudadano ilustre de Santiago del Estero, patrimonio cultural de la provincia, entre otros títulos que se ganó en los últimos años. Defensor acérrimo del quichua, la lengua, prohibida durante años en las escuelas santiagueñas, transformada en una vergüenza. "Peluquero peinador", según el diploma que lo habilitó para el oficio con el que se ganó la vida durante años. Violinisto sachero, según se definía él en la lengua que amaba: sachero, del monte. Compositor de inspirados gatos y chacareras. Y por si fuera poco, uno de los primeros en tender puentes entre el folklore tradicional y los jóvenes más habituados a géneros como el rock, de la mano de su amigo León Gieco.
Nació el 28 de marzo de 1915 en un paraje llamado Barrancas, en el departamento de Villa Salavina, Santiago del Estero. Cerca de los 14 años perdió a su madre, y pronto a su abuelo, y así quedó al cuidado de su hermano mayor...
Por entonces ya había aparecido el violín en su vida de niño crecido de golpe, como por arte de magia. Porque sin que nadie se lo enseñara, sin más elementos que unas maderitas, aquel niño solo en medio del monte se fabricó un violincito y salió tocándolo, y siguió haciendo hasta el final.

"Yo vivo en quichua, respiro en quichua", decía siempre don Sixto, y seguía ensañado en ampliar las fronteras de esa lengua que alguna vez, cuando cursó la escuela primaria, le fue negada. Para eso se valió no sólo del poder de su violín, también de un programa de radio que mantuvo desde 1969, por Radio Nacional Santiago del Estero. El programa ha cosechado numerosos premios y sigue hasta hoy, con la conducción de Rubén Palavecino, su hijo, con el mismo firme objetivo: la difusión de la lengua materna de don Sixto.

Hubo otro proyecto de magnitud con el que el violinisto encauzó su objetivo: la traducción del Martín Fierro al quichua, que le llevó ocho años de trabajo y cuya primera edición publicó en 1990. No se quedó satisfecho: siguió trabajando y en 2007 logró concretar una segunda edición del libro de José Hernández, esta vez bilingüe, y respetando fielmente la rima y la métrica de los 7210 versos originales. La presentación del libro, publicado por el gobierno de Santiago, se hizo a toda fiesta en la capital provincial, con la presencia de Peteco Carabajal, y por supuesto, su amigo, León Gieco.
"Don Sixto Palavecino, gato escondido de amor. Cuando escucho tu violín, Santiago es como una flor", dice el estribillo de la canción que le dedicó León.

La biografía de Sixto Palavecino indica que es autor de más de 300 temas. Recién comenzó a registrarlos en 1966, cuando tenía 45 años y grabó los primeros discos con el conjunto 'Sixto Palavecino y sus hijos'.

Se editaron catorce discos propios, entre grabaciones y antologías. También participó en trece discos de otros grupos, como 'De Ushuaia a La Quiaca', o Kuska (Juntos), junto a Ariel Ramírez, Jaime Torres y Chango Nieto, o sus participaciones en discos de Soledad, el Dúo Coplanacu o Cuti y Roberto Carabajal...

El pasado 24 de abril se apagó su vida a los 94 años... Queda, en Santiago un violín solitario...


Fte: Página 12 (K. Micheletto)

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